¡Buenos días, profe! 👋 ¿Qué tal?
Antes de empezar. ¡Gracias a los y las que compartistéis el boletín por Twitter la edición pasada! El botón de Whatsapp no funcionaba, esta vez ya está arreglado. ¡Millón de gracias a los que compartís las ediciones! 💚
"El otoño duró lo que tarda en llegar el invierno", ¿no? Parece que nos hemos saltado una estación como si nada hubiese pasado y, probablemente, lo has notado en tu alumnado esta semana.
Personalmente, la lluvia, el anochecer temprano y el frío me provocan una sensación de cansancio y pereza. Ya desde por la mañana. Para combatirlo, entro en clase sobre las 8:20, enchufo el ordenador y comienza a sonar música animada para forzarme a cambiar esa sensación de pesadez y pocas ganas de barullo.
¿Por qué? Porque sinceramente creo que nuestra actitud y energía se contagia. ¿Vas contento al cole? Probablemente tu alumnado también. ¿Te diviertes en las clases? Probablemente ellos y ellas también. ¿Te apasiona un tema? Seguro que se nota en cómo lo tratas y la energía con la que lo cuentas.
Y es que, una de nuestras funciones, no está tan alejada de la de un monitor o monitora de gimnasio. Te cuento.
Llevo un mes yendo al gimnasio de Cabanes, el pueblo en el que estoy trabajando. Más o menos todos los días a la misma hora, por lo que suelo coincidir con la monitora de spinning o alguna actividad de este tipo. Y hay algo que me llama mucho la atención.
Todos los días, sin excepción, va "como una moto". A paso aligerado, cogiendo trastos de aquí y allá, saludando con una voz viva y alegre a todo el mundo, con una energía que parece inagotable.
Y claro, ¡esa es la clave! ¿Os imagináis a una monitora que va cansada, con movimientos lentos y sin esa viveza en sus acciones? ¿Cómo va a contagiar y motivar a su alumnado? Es imposible.
Y, obviamente, tenemos días malos, situaciones personales y otras casuísticas que nos condicionan. Y está bien. Es totalmente normal. Y habrá días en los que no nos levante el ánimo nada.
Pero esa actitud diaria y nuestra forma de afrontar el día con los niños y niñas es, creo, imprescindible. ¡Música, energía y...
¡Al lío!
Las maestras y maestros de infantil
Leo este hilo de @larotesmeyer y, sin quererlo, oigo en mi subconsciente lo de: "J*der, ¡cómo vivís los maestros! A las 14:00 a casa y dos meses y pico de vacaciones."
La verdad, yo no suelo entrar al trapo. Según quien me lo diga y la confianza que tenga con esa persona le lanzo reflexiones como la preparación de clases, la formación y lo cansado que es trabajar con personas (especialmente con 20 niños y niñas en el mejor de los casos) a la vez, durante 5 horas seguidas, con sus problemas, fallos y aciertos. Porque, ¿quién no desea dejar el lugar de trabajo y no tener ni tareas ni preocupaciones hasta el siguiente día que vuelvas? Los y las docentes eso no lo conocemos.
En ese momento muchas personas asienten o se resguardan en el "¡Uf! Sí, yo no podría trabajar con niños y niñas". Bien. Pues hasta aquí llega la conversación y justificación. No me puedes criticar los ¿dos meses y medio? si tú ya confirmas que no lo harías.
Ahora bien, a partir de este momento, guardo el hilo que he enlazado arriba como oro en paño para dirigir allí a los y las de: "En infantil solo se juega y os pagan por ello" o "los y las maestras de infantil vivís muy bien".
Para mí, como maestro, infantil es una etapa muy dura. No me he formado lo suficiente y, cuando he impartido inglés, me ha resultado muy difícil sentir que las clases eran productivas. A mí se me hacía un mundo. Desde ese momento, valoré todavía más el trabajo de los compañeros y compañeras de esta etapa de la que, como muchos y muchas dicen, tenemos tantísimo que aprender.