¡Buenos días, profe! 👋 ¿Qué tal?
Hace unos meses celebramos en el cole el "Día del deporte". Durante toda la mañana, además de continuar fomentando y reforzando hábitos saludables, aprovechamos para conocer diversos deportes a través de personas que los practicaban.
Practicamos la gimnasia rítmica, el karate, el yoga y el hockey. Nos vamos a enfocar en este último y un aprendizaje que me hizo reflexionar bastante.
Conforme los dos jugadores de hockey que se acercaron al cole les estaban explicando y mostrando los elementos necesarios para practicar el deporte, uno de los niños dijo: "¡Qué guay, yo quiero jugar al hockey!"
Involuntariamente (o no) el jugador de hockey le contestó algo así como: "Muy bien pero, ¿tú sabes patinar?" El niño, inmediatamente negó con la cabeza y el chaval le dijo: "¡Ah! Pues si quieres jugar al hockey necesitas saber patinar muy bien." Y claro, querer algo no es lo mismo que necesitar algo.
En ese instante recordé lo que había leído sobre el mito de los estilos de aprendizaje y su falta de evidencia científica. Algo que reforcé con esa simple frase que le dijo el jugador al chiquillo.
Que tú quieras aprender de una forma no significa que sea la mejor, que necesites hacerlo así para adquirir conocimientos o que vaya a ser más efectiva. ¿Recuerdas el término Mathematántico? Es justo eso.
Además, estos supuestos estilos de aprendizaje pueden estar muy influidos por nuestro sesgo de confirmación que nos hace enfocarnos en aquellas "evidencias" que refuerzan nuestras creencias y desechar inmediatamente las pruebas que las refutan.
Para acabar de entendernos: que nuestra comida favorita sea la pizza no quiere decir que sea la mejor alimentación para nuestra salud. Eso sí, una vez a la semana no hace mal a nadie.
¡Vamos al lío!
Exámenes: de las mejores herramientas para aprender
Lo confieso. El título es un poco de clickbait. Quien dice exámenes dice todo tipo de pruebas. Me explico.
Esta semana me topé con este tweet de @sebasesrad y la casualidad hizo que coincidiese con el momento justo en el que estaba leyendo sobre este tema en el libro "¿Cómo aprendemos?*" de @hruizmartin.
Y, sinceramente, mi opinión importa bien poco pero la evidencia apoya lo que comenta Sebas. Aumentar el número de pruebas y, por consiguiente, reducir su peso en la calificación es muy positivo para el alumnado. Y para el aprendizaje, por supuesto.
Leyendo los comentarios veo personas preocupadas por el futuro: ¿qué pasará cuando tengan que hacer el examen de conducir todo a una? ¿Y cuando tengan que hacer la selectividad? ¿Y cuando tengan que hacer las oposiciones?
Y creo que no les falta razón. Pero en mi opinión hay un factor que pasamos por alto: el madurativo. Bueno, y también el aprendizaje. Desarrollo un poco.
¿Cuál es nuestro principal objetivo? Que aprendan. Bien. Analicemos todas las pruebas mencionadas: oposiciones, carnet de conducir y selectividad. En ninguna el objetivo es el aprendizaje, sino establecer una criba, formalidad o como lo queramos llamar. Sin más. No aprendemos a conducir en el examen del carnet.
Y luego, si nos adentramos en el nivel madurativo no cabría adelantar acontecimientos. Son niños y niñas, ya les llegará la presión, ya la entenderán y ya adquirirán herramientas para gestionarla. No corramos.